Al celebrar hoy la Pasión y la Muerte de Jesús, no podemos cerrar los ojos a esta realidad.
Hoy somos invitados a mirar al que crucificaron. Sabemos que ese mirar no debe quedar ahí porque la Cruz está también en la calle, en la vida de cada día, en nosotros, en todos aquellos que habitamos este mundo.
Debemos ser capaces de buscar la cruz del hombre de hoy. Deberíamos ser capaces de buscar la forma de aliviar tanto dolor.
Hoy es un día para reflexionar, para aceptar la Cruz, la nuestra y la ajena, la del otro -y ese otro no es sólo Jesús-, sino toda persona que sufre.
Con otras espinas, con otras cruces, con otros clavos... el mundo está lleno de rostros de Jesús… el mundo necesita de manera urgente gente solidaria, gente llena de amor que ayude a cargar las cruces de hoy…
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