EN ESTA FECHA QUEREMOS TOMARNOS UN MOMENTO PARA REFLEXIONAR SOBRE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS QUE SIGUEN LUCHANDO POR SUS DERECHOS.
COMPARTIMOS UNA REFLEXIÓN ESCRITA POR EMILIO IOSA,RECONOCIDO POR SU LABOR COMO "EL CORDOBÉS DEL AÑO" (2013).
El mirar de nuestros hermanos indígenas: la Argentina que negamos. *Por Emilio Iosa
Hay una parte no reconocida de lo que llamamos "Patria" que viene caminando de muy lejos y cuyas construcciones idiomáticas, culturales, medicinales y sociales, se pierden en la hondura del tiempo. Aunque no queramos mirar, aunque neguemos su existencia, hay una Argentina mucho más antigua que la del cuento monótono y rectilíneo de la historia oficial.
Hay una Argentina más rica y más diversa, mas colorida y vital que la del relato occidental, eurocéntrico y globalizante.
Cuando San Martín cruzó los Andes, cuando Belgrano plantó bandera, cuando Mariano Moreno habló de libertad, los abuelos de esta gente que hoy negamos, ya eran hombres libres caminando por aquí, por este suelo sagrado que hoy nombramos Argentina.
Cuando Colón pisó suelo americano y “descubrió” este “nuevo mundo”, los abuelos de los abuelos de esta gente que negamos, caminaban libremente por aquí, descubriéndose a sí mismos y a su vasta pacha mama, con asombro renovado en cada humilde mañana.
Cuando Cristo fue clavado en una cruz en tierra santa, los ancestros de esta gente que hoy negamos, ya tenían la certeza de que todos somos uno. Ya contaban en sus historias de viento sobre el respeto al hermano, a la tierra y al río. A esta tierra y a estos ríos.
A su modo miraron. A su modo caminaron y soñaron. Su mirar era distinto al mirar que vino de los barcos arrasando, acaparando, comprando, cercando, violentando, marginando y mezquinando. Su mirar es distinto a nuestro mirar. Por eso lo enriquece.
Pero hubo un tiempo en que esas formas de mirar se enfrentaron y un mirar quiso apagar a otro mirar.
El miedo, la codicia, el odio y la barbarie de la civilización, construyeron un estado genocida cimentado en la masacre y el olvido. Y doscientos años es bastante tiempo para ese tiempo.
Ahora viene un tiempo nuevo. Una Argentina se extingue y otra nace perfumada de vida y de canciones. Felices los que puedan percibir en el fondo de miradas olvidadas, una patria de raíces antiguas que resurge para honrar la vida como lo hizo siempre, para compartirla a manos llenas.